Opositar es en muchas ocasiones sinónimo de soledad. Encerrarse durante horas, días, meses… años en un mundo en el que únicamente existes tú y tus apuntes. Oír de lejos ese susurro al otro lado de tu habitación y al que llaman vida. A cualquier persona eso le puede sonar deprimente, verdad? Pero nosotros no somos como los demás. Nosotros somos opositores. Estamos preparados para aguantar eso y mucho más.